Wednesday, February 01, 2006

 

Ante mi muerte

Miro segundo a segundo mi reloj, con cada segundo reteniendo la ansiedad que me mata lentamente, sufro la angustia de cualquier espera observando todo a mi alrededor, giro la cabeza a mi izquierda, veo los niños que juegan en el parque, las personas que caminan en el pasillo de espera de esta lugar, hablan sobre otros, critican, se burlan o admiran, mi boyerismo auditivo no está activo, no me importa quien sale con quien, si don Luís vendió una casa o si Laura es criticada por ver la telenovela de moda, la verdad no me importa. Veo de nuevo mi reloj., solo han pasado dos malditos minutos, miro al cielo y está gris como mi alma, observo lentamente a la esquina si veo algo o no, divago entre lo que espero y a quien veo, trato de crear una imagen de esa persona., entre las miles de personas que no reconozco, busco en mi chaqueta algo de consuelo, pero solo me quedan tres, poco para la espera, prendo uno de ellos y aspiro su humo que se pierde en la deriva de mi ser, tomo una bocanada de el, fuerte y profunda para sentir esos gramos de nicotina en mi ser, calmar la pena y el miedo., veo de reojo el reloj 4, 5 o 6 minutos tiempo sin fin, mientras se consume en mi aliento el tranquilizante de cien pesos, observo mi teléfono celular, esperando a quien se de sobra que no va a llamar ni nunca lo hará. Pero lo hizo, justamente hoy, por eso estoy aquí, soportando la mirada penetrante de la gente mientras espero a quien me llamo, algo anormal en esa persona tan creyente como yo de los impersonal de teléfono celular solo usado para mi familia, uno que otra persona poco interesante y uno que otro juego distrae-bobos., así soy yo, esperando a quien no ha de llegar, llamar o pensar, viendo palmo a palmo el tic tac de mi reloj, apago mi tranquilidad en el suelo y prendo otra esperanza de la misma marca, solo me queda uno y esté que se consume como mi tiempo, han pasado un siglo, un año, un mes, un día lo cual no me importa, solo que llegue ya. Esperaría mi vida así la ansiedad me asesine lentamente y cruelmente, los niños ya no están, las personas corren de la lluvia suave y penetrante, yo espero en la ciudad aquella con ese parque aquel sentado en está silla, miro al cielo a las miles de lagrimas caer, entremezcladas con la sal de las mías, pienso en esa persona con lo último que me dijo de los siete segundo que me hablo, solo fue una palabra pero es más asesina que cualquier arma, TE AMO, esa persona de sentimientos fríos dijo algo tan calido. Aun no entiendo, por eso la ansiedad cala mi alma de fuego interno, mi vicio de cajetilla es apagado por un diluvio del cielo. Miro de nuevo el reloj han pasado 15 minutos de nada, en el silencio de la lluvia contra el suelo, mi celular resuena con la canción melancólica de mi gusto, contesto con franca pena, dos segundo en silencio, yo callo pero una voz pausada y seria habla sobre mi, dice como espero lo que no ha llegado ni llegara, donde estoy, lo que siento es un delirio de mi vida, que no espero a nadie, y que esto que siento es mi última fantasía de muerto, en ese momento entiendo todo, los niños que jugaban era mis hermanos, las personas que pasan eran mis amigos que me decían la verdad, sus burlas o sus criticas, que la gente que divisaba a los lejos eran personas de tramite entre la vida y la muerte, como ahora lo estoy yo, la persona quien esperaba era la misma que me amo con el alma pero que siempre rechace por no ser parte de mi perfil sentimental cuan estúpido me sentí y finalmente que cada cigarrillo era el pasaporte a la eternidad, al acabar contra el piso cada uno era acabar con mi tiempo en el parque de mi vida, la lluvia ceso, mis ganas de morir creció, encendí mi último cigarro con el último fósforo, entre mis labios sentí miedo pero pase una y otra vez bocanadas de humo, pensé en ese momento que esto es la vida un cigarro que se desgasta aun conociendo que al acabar moriría, mire por último mi reloj son las cuatro y cinco minutos de la tarde, del tres de noviembre, sonreí al morir un día tres a las cuatro y cinco de la tarde…aun queda algo del cigarro para unos segundos más de vida pero lo lanzo al suelo, cierro los ojos y muero en la fantasía del parque de mi tristeza…

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